Mina
Un montón de fotos se me cayeron encima. Debería haber utilizado la escalera para cogerlas, así seguro que no habría visto una avalancha de fotos encima de mí.
Últimamente añoro todo lo pasado, me paso horas y horas viendo fotos de hace años que había dado por perdidas o que había olvidado.
Han cambiado tanto las cosas: ya no basta con ver una muñeca para ser feliz, ya no basta que te pidan perdón para perdonar a alguien, ya no basta con sólo dormir y comer para decir “no he desaprovechado el día”, ya no basta con preocuparte de lo que vas a hacer hoy, ahora siempre tienes que pensar en el futuro.
Además, no sé lo que me pasa. Estoy extraña. ¡Ni yo misma me reconozco! Me enfado por cosas sin importancia, estoy insegura, nerviosa, no sé lo que quiero, no reconozco mi cuerpo, todo el mundo me hace preguntas a las que no sé qué responder…
Todo es tan distinto…
Recogí las fotos antes de que mi madre se quejara de que todo estuviera por el suelo, me senté en mi cama y empecé a observarlas. Eran preciosas. No me reconocía. La niña que yo veía en las fotos era segura, sabía lo que quería, era feliz, y sobre todo era como quería ser. Ahora todo ha cambiado, no se cuándo exactamente, no se cómo ha pasado, lo único que sé, es que ha sucedido.Hoy se me ha ocurrido hacer algo distinto, para aclararme las ideas, ya que últimamente estoy bloqueada. Cogí un papel en blanco y lo dividí en dos columnas y cada columna en dos partes. La columna de la izquierda era la infancia, la de la derecha el tiempo de ahora y cada una tenía ventajas y desventajas.
Hay muchas ventajas en la infancia: no te preocupas por nada, cualquier cosa, por pequeña que sea, te hace feliz, todo se puede arreglar con un perdón, no te preocupas por los estudios, ni por lo que vas a ser de mayor, siempre estás protegida por tus padres, etc. La única desventaja que yo le veo es que se sabe muy poco de la vida, y se es bastante inculto.
En el tiempo que estoy viviendo ahora hay ventajas, pero muchas más desventajas: inseguridad, nerviosismo, más responsabilidades, más estudios que se te amontonan sin darte cuenta, y sobre todo el futuro, que está a la vuelta de la esquina y no tienes una remota idea de lo que vas a hacer. Las ventajas es que tienes más libertad y eres un poco más culto, aunque todavía, a pesar de que creemos que sabemos mucho, no sabemos lo que nos depara el mundo, y nos queda mucho que aprender para llegar a ser cultos de verdad.
De repente, sonó el timbre de la puerta. Se me cayeron todas las fotos, pues me cogió de sorpresa. Se me había olvidado que hoy venían mis tíos a comer.Recogí todo con desgana. Sabía que me iba a llamar mi padre en cualquier momento, quejándose de que no abría la puerta, porque, por supuesto, era yo la que tenía que abrirla.
Abrí la puerta y allí se encontraban mis tíos.
- ¡Hola, Mina! ¡Cuánto has crecido! – Esa frase no podía faltar, yo creo que incluso si hubiera encogido lo hubiera dicho.
- Hola. Pasad, mis padres están fuera.
Los llevé hasta la terraza y me fui a ver la tele, deseando que la comida se retrasara lo máximo posible, porque sabía que uno de los temas, preguntas e intereses era el futuro, mi futuro, del cual no tenía ni idea.
El sonido de la corredera abriéndose me despertó del embobamiento que me daba la tele. Ya tocaba comer, me levante y me senté.
Durante toda la comida intenté entretenerme sólo con la comida, y evité formar parte de la conversación. Todo iba bien, sólo hablaban de trabajo y temas que yo no entendía, pero el tema estrella nunca podía faltar:
- Bueno Mina, ¿has pensado ya que estudios vas a escoger? ¿a qué te vas a dedicar? – mi tío tuvo que estropearlo.
- No – una respuesta simple y cortante, que es precisamente lo que intentaba, que se acabara el tema y siguieran hablando de sus cosas.
- Pues dentro de poco te va a tocar elegir optativas, y sin que te des cuenta ya estarás en bachiller y tienes que saber lo que quieres. Cuando yo tenía tu edad… - no podía faltar su relato de cuándo era pequeño.
Empezó a contar su historia, y en ese momento desconecté y me puse a pensar en el futuro, el irremediable futuro. ¡Lo que habría dado por volver atrás cuando el único momento en que pasabas a formar parte de la conversación era cuando te preguntaban qué ibas a pedir por Reyes! Yo no tenía ni idea de qué iba a hacer, mi tío tenía razón, sin que me diera cuenta, iba a estar en bachiller sin saber qué hacer, y eso me estresaba.
Me dejé de comer la cabeza cuando mi tío me preguntó si lo había entendido, yo le dije que sí, como la que lo había escuchado todo, y así conseguí que se olvidaran de mí y siguieran con su política.
Después de una hora, mis tíos se fueron, y yo me encerré en mi cuarto. Tenía dos llamadas perdidas de una amiga, pero la verdad no tenía muchas ganas de quedar, estaba cansada, y toda la cabeza me daba vueltas por el futuro.
La tarde se me pasó ordenando fotos, revistas, libros, y recuerdos felices, que se volvían tristes cuando me daba cuenta de que todo eso había pasado y no iba a volver a ocurrir.
Por la noche no pude dormir, y acabé como nunca había acabado. Acabé escuchando música. La música siempre me había quitado el sueño, y por eso no me la ponía para dormir, pero en ese momento necesitaba desconectar, y la música fue lo único que consiguió quitarme el futuro de la cabeza.
Lunes, siete de la mañana, suena el despertador.
Me levanté como un zombie, y fui hasta el cuarto de baño para lavarme la cara. Después de vestirme y desayunar, salí hacia el colegio. Hoy iba con más desgana de lo normal, al menos no tenía ningún examen, ni me daban ningún resultado, pero quizás, por eso, hoy no tenían ningún interés las clases.
Después de un fin de semana lleno de “futuro”, llegó el colmo de los colmos: una circular de optativas, que obviamente eran importantes para el futuro.
Dos palabras que abrían dos caminos completamente diferentes: las ciencias o las letras.
En la vida siempre hay dos caminos: bueno o malo, niño o niña, feliz o infeliz, blanco o negro, ciencias o letras. Y esos dos caminos determinan muchas cosas, más de lo que imaginamos.
Cuando miraba a mi alrededor veía como todos mis compañeros, amigos y conocidos, lo tenían muy claro; pero yo era la que siempre complicaba las cosas, algunos escogían lo que más les gustaba, otros escogían lo que no odiaban, otros incluso, por suerte, pero yo no paraba de darle vueltas y vueltas en mi cabeza, hasta el punto de marcharme sin despedirme de nadie, y andar de una forma tan violenta, que la gente se apartaba de mí.
Llegué a mi casa, subí las escaleras, arrojé la mochila a mi cama, y me senté en la silla del despacho enfrente del ordenador.
El ordenador tiene un poder atrayente increíble, pero en verdad es una salida para cuando no te quieres enfrentar a nada, para cuando no quieres salir, para no ver a nadie, para cuando no quieres hablar en persona, y todo ello, por miedo. Un miedo que lo tenemos, y no sabemos por qué, al igual que muchas cosas.
Mirando la pantalla completamente embobada me di cuenta de que no servía para nada estar así, no quería conectarme al Messenger porque no quería hablar con nadie, y navegar por Internet sólo hacía que me atontara, y no me ayudaba a elegir entre ciencias o letras.
Bajé la pantalla del ordenador, y me dirigí a mi cuarto. Me tumbé. Estuve tumbada pensando mucho tiempo, el suficiente para que le diera tiempo a mi madre de llegar, hacer la comida y llamarme para que pusiera las mesa. Pero lo peor, es que ni haber estado tanto tiempo pensando me sirvió para algo, seguía con las mismas y horrorosas dudas.
Con esas estresantes dudas estuve mucho tiempo, le dí vueltas, las miré por delante, por detrás, por un lado, por otro, pero nada, yo no les veía solución, y no quería acabar de la misma forma que las personas a las que les daban igual su futuro, no, absolutamente no, no iba a echarlo a suerte.
Al cabo de unas semanas, mi razón se rindió, estaba cansada, pero no por ejercicio físico, sino por ejercicio mental. Mi cabeza me daba vueltas, había momentos que no sabía ni lo que era cada cosa. Estas semanas habían sido horribles, porque de tanto pensar en el futuro, no había disfrutado del presente. Y aunque no sé muchas cosas, sé que de esto si que me voy a arrepentir, porque estas semanas que no he disfrutado ya no las puedo recuperar, y no quiero que siga pasando.
Llegó el momento de preguntar a los expertos, esos que aunque no te lo parezca han pasado por lo mismo que tú, quizás con una moda diferente, pero al final es lo mismo. Sí, exactamente, llegó la hora de pedir consejos a los padres, a las personas que te han ayudado siempre en la infancia, y aunque nosotros no lo creamos, todavía nos pueden ayudar ahora, dentro de veinte años y siempre, porque ellos siempre serán mayores, más cultos y por lo tanto nos podrán aclarar las horrorosas y estresantes dudas, a las cuales no les vemos solución.
Me acerqué, sigilosamente, me situé cerca de ellos, y puse la sonrisa, la que siempre ponía cuando quería algo y no sabía cómo decirlo.
- ¿Qué quieres, Mina? ¿Te pasa algo? – mi madre siempre entendía mis sonrisas.
- ¿Puedo hablar con vosotros? – pregunté mientras me acomodaba entre los cojines y le daba la hoja de las optativas a mi padre. – No sé que escoger.
- ¿Escoger qué? – dijo mi padre cogiendo la hoja.
Le señalé la hoja a mi padre con los ojos, mi madre se acercó y empezó a observarla, pasado un rato no decían nada y yo no podía más y, casi literalmente, exploté:
- Es que no sé, no sé, no sé nada, nada, nada de nada, llevo semanas y semanas pensando en lo mismo, en el futuro, y qué consigo, nada. Estoy hecha un lío, porque me gusta escribir, leer, me gusta los idiomas, pero por otra parte siempre se me han dado bien las matemáticas, y siempre he sido de números y no de letras. No puedo escoger, y me estoy volviendo loca, porque ahora por pensar tanto en el futuro no estoy disfrutando del presente y eso es horrible, muy horrible, y, y… - me estaba quedando sin aire, menos mal, que mi madre me paro.
- Mina, Mina, ¡Mina! – terminó por gritar, pero esa fue la única forma que logró para callarme.
- Mina, tranquilízate, todos hemos pasado por esas inseguridades – añadió mi padre, siempre tan seguro, ya me hubiera gustado verlo inseguro, no me lo imagino.
- Piensa una cosa, si vas eligiendo todo bien, lo vas haciendo todo lo mejor que puedas, y vas realizando lo que te gusta, ¿crees que vas a tener algún problema en el futuro?
- No – respondí.
- Entonces lo mejor es hacer cada cosa a su tiempo, ve haciendo todo como mejor creas que lo puedes hacer, disfruta del presente, y cuando llegue el futuro, no tendrás ningún problema, de hecho nunca lo has tenido.
- Sí, es verdad, pero el problema es que esta vez, no se qué camino es mejor.
- Por eso, hoy lo vamos a averiguar – añadió mi padre.
Estuvimos hablando, y observando todas las posibilidades toda la tarde, no sé cuánto tiempo, pero lo suficiente para conseguir una respuesta, que para mí fue una luz, y un principio de mi nueva vida, quizás no era nueva, sino que lo que había conseguido era recuperar a la niña de las fotos, aquella que era segura. Ahora tomaría las decisiones correctas y me preocuparía del futuro en el momento que se convirtiera en presente.
No me comería más la cabeza, no. Y si cometía algún error, sabía que tendría solución, porque si no, ¿para qué se inventaron las gomas de borrar?
Ahora todo había cambiado, o quizás no, puede que solo lo esté viendo de una forma diferente, de una forma positiva...
Un montón de fotos se me cayeron encima. Debería de haber usado la escalera para cogerlas, pero siempre me entra pereza.
Últimamente me gusta recordar todo lo pasado con mis amigas y compararlo con el presente. Siempre nos saca una sonrisa.
Últimamente me preocupo menos por el futuro y disfruto el presente.
Últimamente soy feliz.
P.D: Es una historia preciosa!!
Mensaje a la persona que me la envió: Quieres que publique tu nomre o prefieres que se quede así?
NORA:)
Hola! Bueno pues los libros on-line no los leo concretamente en alguna web, busco el libro, como el caso de el diario de ana frank: Leer el Diario de Ana Frank on-line, y vas buscando, y al final encuentras alguno que sirve xD
ResponderEliminarOye, yo me apunto a lo de remember smile ;)
Besos!
Hola!
ResponderEliminarme encanta esta hisória, de echo hasta me he sentido un poco identificada. Sigue asi!
unbeso!
Hola!
ResponderEliminarHe leido tu comentario en el blog de anii,ese de que no sabias como poner el botton sin el codigo.Puedes decirle que te lo escriba en un comentario y después tu lo pones. No se si funcionara, solo se me ha ocurrido.
Puedes pasrte por mi blog? Me gustaría que me dieras algunos consejos, esque casi nadie lo lee :(
Besos:
Anabel
Holaa! Publicaste mi historia ^^ me alegro que te gustara :) si quieres pueblicar mi nombre por mi bien, pero me da igual ^^
ResponderEliminarbesos
M enecanta-me encanta...
ResponderEliminarMe siento totalmente iodentificada!!
Sobre lo del botón, la respuesta está en mi blog :)
Besoos :D
Hola, e leido tu comentario y para que sepas, yo use esta plantilla ( http://www.yummylolly.com/2008/08/pretty-grey-free-xml-template.html ) y la instale y obviamente la modifique a mi gusto, pero lo principal, para que a esa plantilla le cambies el fondo (y te sigue quedando la parte en blanco igual) es buscar en la EDICION HTML: body { y unos renglones más abajo vas a encontrar: background: url(http://......, y lo mejor es que en la parte de edicion de colores de la pnatilla pondes cambiarle tmb el color blanco de las entradas por cualquier otro.
ResponderEliminarPara instalarla, vas a ver (en la página que te recomende recien) esto: To download the xml template: click here (zip folder). Entonces le das click en la parte rosa (click here) y descargas el archivo. Lo descomprimis, y despues lo instalas desde el blog, vas a EDICION DE HTML y pones examinar, buscas el archivo y cuando te diga de eliminar gadget o widget, cliqueas een donde diga que NO, así no se te elimina nada.
Saludos y después me contas como te fue
Ahhh! olvide aclararte que cuando buscas lo de: background: url(http://......, lo que se cambia es SOLAMENTE la url, o sea, LO QUE ESTA DENTRO DEL PARENTESIS, lo demas queda tal cual.
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